Hoy he metido en un pequeño petate algunas cosas y he huido a escondidas del mundo.
Hoy he viajado libre del pesado equipaje con que nos la vida, llevando como única compañera de viaje una gran confianza en mi misma.
Como meta, el deseo de encontrar el lugar donde habita mi vida y mi corazón.
Como guía, la brújula de los impulsos de mi corazón que me llevarán hacia el camino más seguro, hacía el lugar más recóndito donde se halla tu amor.
Hoy, tras un largo viaje, he llegado a un pequeño pueblo llamado Esperanza y ha escondidas he entrado en una pequeña cabaña de madera y con la ayuda de la pálida y mágica luz de la luna llena, que curiosa se colaba por las desvencijadas y vetustas ventanas he llegado a tu habitación.
Hoy te he visto por vez primera dormir arropado entre sábanas blancas de seda.
Hoy por vez primera me he sentado en la cama a tu lado y reclinada sobre ti he acariciado tu sedoso pelo negro.
A posteriori me he intentado alejar para no irrumpir tus placenteros sueños, pero tu has clavado tu mirada atrapándome en la red de tus ojos quedándome cada vez más enredada en la telaraña de un futuro compartido mediante la promesa de este amor eterno.