- ¿De dónde vienen esos rugidos?, no me digas que se ha escapado alguna fiera del zoo y se ha colado en nuestra casa- Gritó Minerva asustada.
Cuando Nerea encendió la luz del pasillo y vieron a su amiga Susana que se despertaba de repente ronroneando a la par que acariciándose la yugular, sus dos mejores amigas y compañeras de piso le inquirieron a la par- ¿Algo que declarar? -.
- Huy si yo os contara…- Fue la intrigante y pícara respuesta de Susana.
-Cuenta, cuenta – Le pedía Minerva la más curiosa de las tres.
Ella mirando el reloj exclamó- Huy madre mía que tarde que es, son ya las 10:00 y aun tengo que desayunar y ducharme, antes de salir con vosotras rumbo al mercadito medieval.
Transcurrida 1 hora las tres amigas Nerea, Minerva y Susana se encontraban en dicho mercadito donde Susana separó delante de un puesto de un chico que hacía bellos dibujos a sanguina y en ese momento se hallaba pintando los retratos de una pareja que a Susana le resultaba tremendamente familiar.
El joven pintor al observarla a ella le narra, mientras sigue con su trabajo- El marqués de Ágata se enamoró de una misteriosa mujer y abandonó su pueblo, su titulo y su fortuna haciéndose pasar por un humilde empleado solo para estar al lado de la mujer que amaba.
Todo parecía irles bien, hasta que un día ambos volvieron a Ágata juntos y la temible vampiresa Verónica se interpuso en sus caminos. Cabe decir que entre los dos terminaron con ella, pero los caprichos del destino rompieron sus caminos, pero está escrito que en el futuro se vuelvan a juntar.
Esta historia la ha escrito su hijo desde el futuro ha nuestro presente para hacértela saber y este dibujo es un regalo mío de bodas-.
En ese momento, él, feliz a su espalda y a muy pocos pasos de su amada le dice-Que poca confianza me tienes, seguro que ya pensabas que ya había desaparecido de tu vida para siempre, ¿Qué tienes que decir a eso? -.
Susana exultante de felicidad le declara- Que tienes una voz tan bonita como ya no recordaba- A posteriori sale corriendo hacia él al grito de- Víctor -. Instantes después sus cuerpos se funden en un estrecho abrazo, tras lo cual ella se aparta su larga, negra y rizada melena del cuello dándole facilidades a él.
- ¿Estás segura? Mira que una vez que des el paso no hay vuelta atrás- Quiso saber él encantado, ante la idea de pasar toda la eternidad al lado de la mujer que amaba.
Ella, asintió con un leve movimiento de cabeza, tras lo cual él le dio los tres mordiscos de rigor en la yugular, uniéndose así los dos enamorados eternamente.
FIN